Parrayos - Colección de Agus
Sos mi pararrayos a la hora de las descargas,
la concentración de mi energía siempre la destino en tu dirección,
así que prepárate, aquí se viene otra tormenta.
Bien podría hacer de puente entre un montón de cosas que te gustarían y vos,
pero no, solamente te conecto directo con mis sentimientos,
los peores o los mejores, pero siempre los más desesperados.
Considerarías que soy una persona egoísta, y tendrías razón
pero ese no es el motivo para acercarme a vos, mi motivo sos vos.
¿Cuánto tiempo tardo en volver a recordar tu pelo,
tus pecas, tu olor, o tu risa?
Todo lo que siento te lo mando.
Todo lo que recibo te lo mando.
Pues mi atención está posada en ti,
como la hormiga que observa una lupa estás en riesgo de arder, así estás.
Pero al menos puedo jurarte que nunca antes,
alguien te presto tanta atención como yo te presto hoy,
y podes reprocharme que te hago daño, que te hago mil daños,
pero no podes reprocharme que no te quiero o no te conozco,
porque dudo mucho que alguien haya sido capaz de acariciarte con los pensamientos,
de envolverte en observaciones, de meditarte tanto como lo he ido haciendo yo,
cada noche, cada mañana, cada día, de estos años, desde ese año, desde esa vez,
desde aquel daño.
la concentración de mi energía siempre la destino en tu dirección,
así que prepárate, aquí se viene otra tormenta.
Bien podría hacer de puente entre un montón de cosas que te gustarían y vos,
pero no, solamente te conecto directo con mis sentimientos,
los peores o los mejores, pero siempre los más desesperados.
Considerarías que soy una persona egoísta, y tendrías razón
pero ese no es el motivo para acercarme a vos, mi motivo sos vos.
¿Cuánto tiempo tardo en volver a recordar tu pelo,
tus pecas, tu olor, o tu risa?
Todo lo que siento te lo mando.
Todo lo que recibo te lo mando.
Pues mi atención está posada en ti,
como la hormiga que observa una lupa estás en riesgo de arder, así estás.
Pero al menos puedo jurarte que nunca antes,
alguien te presto tanta atención como yo te presto hoy,
y podes reprocharme que te hago daño, que te hago mil daños,
pero no podes reprocharme que no te quiero o no te conozco,
porque dudo mucho que alguien haya sido capaz de acariciarte con los pensamientos,
de envolverte en observaciones, de meditarte tanto como lo he ido haciendo yo,
cada noche, cada mañana, cada día, de estos años, desde ese año, desde esa vez,
desde aquel daño.
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