Ella muere



una noche yo rezaba de rodillas
y de una cucheta mi hermano me gritó
una verdad de doble filo
que Dios no existe y que rezar era como un suspiro.

un día mi otro hermano no ocultó más
fácil habilito la explicación de los regalos del 25
y las cosas desquiciadas que pensaba tener
y los jueguetes de la tele ya no ordené

un día entre los tres de la muerte me enteré
mas cruda verdad jamás pude saber
cuando entendí que al morir jamás se te vuelve a ver
y jamás vuelves a reir y todo se termina

pude llorar por adelantado el dolor de nena de 8 años
ahora sabía que un día nos poníamos viejos
supe que un día yo me iría, sin delantal y sin mochila,
claro, era igual que con los perros, igual que con los abuelitas.

nadie entendió supongo el rompecabeza en el que terminó mi certeza
acaba de sembrar mi peor miedo,
un trueno que cada noche apretaba un nudo
ese día entendí que un día ella también faltaría en este mundo.

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